La civilización más antigua de América está ubicada en el kilómetro 184 de la Panamericana Norte, y luego de recorrer 23 kilómetros de la vía Supe - Ámbar, llegamos a Caral con una antigüedad de cinco mil años.
Esta civilización ocupó una extensión de 66 hectáreas y cuenta con 32 construcciones públicas: edificaciones para la élite, conjuntos residenciales y periferias.
Asimismo, Caral está dividido en Caral Alto, ubicado al norte y destinado para el poder político, y Caral Bajo ,ubicado al sur y destinado al poder religioso.
Luego de registrarnos en el padrón de visitantes, comenzamos la ruta para recorrer esta civilización. El primer lugar que conocimos fue el Altar de Fuego, una construcción circular de 2.7 m. de diámetro, cuenta con cuatro conductos subterráneos que permitían el ingreso del aire para mantener o avivar el fuego.
El siguiente lugar en visitar fue el Templo del Anfiteatro, una plataforma circular hundida de 20m de diámetro, utilizado para ceremonias religiosas, administrativas y expresiones culturales. En este lugar, se han encontrado un conjunto de 32 flautas y 38 cornetas, además, fue el principal edificio de Caral Bajo y contaba con una excelente acústica.
Después nos dirigimos a la Pirámide de la Huanca, construcción de 13 metros, donde se realizaban actividades ceremoniales y administrativas de esta civilización.
Frente a la Pirámide de la Huanca se encuentra un monolito, el eje que guió a la escalera central del edificio.
Además a esta gran piedra se le atribuye características de reloj solar y muchos turistas -sobretodo japoneses- la consideran como una fuente de energía.
Entre los hallazgos de esta edificación encontramos una bolsa de junco, así como un dije de choro y una cuchara de madera.
Posteriormente, llegamos a la Pirámide de la Galería con sus más de 18 metros de altura, en el cual se realizaban actividades sociales y de corte político. Entre las piezas encontradas están un vestido femenino, así como las vértebras de dos ballenas y cuatro prototipos de cabezas clavas en el lado frente al valle de Supe.
Estas cabezas clavas descubiertas en Caral - muy similares a la de una tortuga fuera de su caparazón- no tienen los rasgos definidos como las de Chavín, pero se supone que estas cabezasfueron perfeccionadas en la cultura descubierta por Julio C. Tello.
Acto seguido visitamos la Pirámide Menor, cuya altura es de 10 metros, encontrándose en este edificio elementos artesanales en base a moluscos.
Entre el recorrido de las Pirámides Menor y Mayor se puede apreciar el extenso valle de Supe, así como el pueblo de Caral.
Los antiguos habitantes de esta civilización sembraron algodón, además de zapallos, calabazas, frejoles, pallares, camote, además cultivaron mates para la elaboración de vasos y flotadores de pesca.
Después de una hora de recorrido, estamos frente a la imponente Pirámide Mayor, con una altura de más de 20 metros, fue el edificio público más importante y el centro de poder político, administrativo y religioso.
Esta edificación cuenta con una plaza circular hundida y una imponente estructura piramidal escalonada.
Asimismo, en la cima de esta pirámide se encuentran los nichos, hallándose los restos de un adulto desnudo (ha sido descartado como miembro de la realeza), así como de dos niños pequeños.
Luego pasamos a la Pirámide La Cantera (13 metros), construida en el lado sur y este, que fue destinada para ceremonias administrativas.
Terminado el recorrido de Caral, conocimos a un grupo de americanos bastante interesados por conocer nuestra cultura.
Ellos visitaron nuestro país gracias a la difusión de la estadounidense Melanie Pilecki y la peruana María Fe Córdova, ambas arqueólogas, quienes promueven el turismo de aventura combinando con el amor con nuestro legado histórico.
Redacción: Luz Luna.
Fotografías: Katherine Dávila.