
Los primeros rayos del día nos indican que hemos llegado a Huaraz y estamos cerca a nuestro destino: Caraz. Nuestro recorrido está ambientado por el blanco de los imponentes nevados Huascarán, Huandoy entre otros, y el amarillo de la retama, una típica planta de la zona.
Una hora después observamos un arco "Bienvenidos a Caraz". Bajamos del bus y nos dirigimos a desayunar en el mercado del pueblo. Un reparador caldo de pata con mote, panes y una taza con agua de cedrón, para cuidar el estómago. La buena sazón está acompañada por la amabilidad de las caseras.

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De regreso a Caraz, visitamos un restaurante-piscigranja ubicado cerca al pueblo y comer unas truchas a la parilla. Las piscigranjas de esta zona son una interesante fuente de ingresos para los comuneros, además los turistas aprecian el delicioso sabor de la trucha.
Luego del almuerzo, aprovechamos la tarde para jugar sapito al ritmo de música latinoamericana.
En la noche, el clima de Caraz nos permite recorrer sus calles en ropa algo ligera.
ESPEJOS DE AGUA
Al día siguiente, nos dirigimos a la provincia de Yungay para conocer las lagunas de Llanganuco, ubicadas dentro de la Reserva de Biósfera del Huascarán.
Al día siguiente, nos dirigimos a la provincia de Yungay para conocer las lagunas de Llanganuco, ubicadas dentro de la Reserva de Biósfera del Huascarán.

A pocos kilómetros al norte está ubicada la laguna Orconcocha (Laguna Macho), con una extensión más chica que la anterior.
La Reserva de Biósfera del Huascarán cuenta con un restaurant que permite a sus visitantes degustar comidas típicas como el picante o chicharrón de cuy, la yunca (caldo de gallina con trigo), cachanga, todo cocinado en leña. Una delicia.

Aproveche aún los días de vacaciones de sus hijos para descansar y conocer el Callejón de Huaylas y regrese con el espíritu completamente renovado.
Redacción y Fotografías: Fernando Páucar.
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